sábado, 7 de junio de 2014

¡AL FIN EL ELIXIR DE LA ETERNA JUVENTUD! RESVERATROL


El vino: bueno para el corazón, bueno para el hígado.

El vino tinto es rico en polifenoles y resveratrol, que retrasan el envejecimiento celular.
Desde hace tiempo se sabe que de la fuente de la eterna juventud no mana agua, sino vino, ya que la uva es rica en polifenoles y resveratrol, un compuesto antioxidante que retrasa el envejecimiento celular.

Las sustancias beneficiosas derivadas de la uva retrasan el envejecimiento de nuestras células, protegiéndolas de los ataques producidos por los radicales libres.  Se trata una molécula que la propia uva de vino desprende cuando es expuesta a rayos ultravioleta, que activa las proteínas sirtuinas, conocidas como los genes de la longevidad.

Desde hace tiempo son de sobra conocidos los efectos beneficiosos que el vino tiene no sólo sobre nuestro corazón, sino sobre el hígado. Ahora, una nueva tesis doctoral sostiene que dos vasitos de vino al día ayudan a disminuir la grasa del hígado.

Ya han pasado más dos décadas desde que el American Journal of Medicine publicara los resultados de un estudio sobre la relación entre el consumo de alcohol y la reducción de riesgo de enfermedades coronarias, y entre todos los licores, el vino se presentaba como la mejor opciónya que eleva los niveles del “colesterol bueno” (HDL) en la sangre.

De acuerdo con los resultados de una tesis doctoral realizada por Elizabeth Hijona Muruamendiaraz, licenciada en Bioquímica y especialista en Dietética y Nutrición, sobre el efecto en el organismo del resveratrol, el vino sería un gran aliado de nuestra salud no sólo a nivel cardiovascular o como antioxidante, sino que ayudaría a eliminar grasas en el hígado.

La autora investigó el efecto que el resveratrol tenía en ratas con esteatosis hepática no alcohólica (ESNA) o hígado graso, una enfermedad similar a la hepatitis alcohólica y que también puede derivar en cirrosis, y el resultado fue una disminución notable.

Además, el resveratrol es capaz de mantener el equilibrio entre las sustancias antioxidantes y prooxidantes, lo que hace que el hígado se conserve mejor, y puede disminuir el número de células de Kupffer en el hígado, asociadas a la progresión de la ESNA y que también podrían inhibir el desarrollo de otras lesiones hepáticas como la fibrosis.


Así que, una vez más, se pone de manifiesto que nuestras abuelas no se equivocaban con eso de tomar un vasito de vino diario… y eso que en sus tiempos poco se sabía de estudios, experimentos con ratas o tesis doctorales. Eso sí, la sabiduría popular transmitida de generación en generación es muchas veces la mejor garantía.

Distintas fuentes e internet

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